EX LIBRIS

 

El pasado 14 de Diciembre nos visitó Roberto San Martín, responsable del Patrimonio Bibliográfico del Gobierno de Navarra. San Martín, formado en la Universidad de Barcelona, especialista en las técnicas clásicas de impresión, en la catalogación y autoría de libros antiguos y en la historia de la edición en Navarra, vino a nuestro Instituto para impartir una charla a los alumnos de Literatura Universal.
Entre los temas de los que habló pueden citarse las distintas etapas de la historia del libro, sus soportes, los modos de elaboración del papel, sellos de impresión, marcas de agua, o las técnicas de encuadernación
Trajo además una amplia selección de libros antiguos. Citaremos algunos. Nos mostró tres incunables –libros impresos hasta el año 1500-. Tuvimos entre las manos un manuscrito con los Estatutos de la Universidad de Irache y un libro editado en Pamplona por Labayen, y fechado en 1621, de una edición de las obras de Quevedo. Hojeamos un Índice de Libros Prohibidos por la Iglesia y un texto expurgado –con aquellos fragmentos entintados para que no pudieran ser leídos-. Pero también vimos cómo algunos burlaban el control político. En un folleto editado en 1813 contra la Constitución de Cadiz de 1812 se indica que ha sido impreso en… ¡Cascante! cuando se sabe con certeza que se editó en Madrid. Observamos lo que el abandono puede hacer con los libros antiguos. En una ejemplar de los Refranes Castellanos (1771) de Tomás de Yriarte se nos mostraron las galerías que excavan en el papel las polillas y otros insectos papirófagos. Eso sí que es lectura comprensiva.
San Martín nos enseñó una edición del Examen de Ingenios del autor navarro Huarte de San Juan recientemente adquirido por varios miles de euros. Tocamos una edición facsímil –reproducción moderna exacta- del Herbario de Roncesvalles (tratado de botánica escrito por Egelnoff, 1552). Los estudiantes también pudieron observar en un libro de anatomía de comienzos del siglo XVI la influencia de las doce constelaciones en el cuerpo y, de paso, consultar su horóscopo.
La joya de la colección fue un libro del cartógrafo flamenco Ortelio –el Theatrum Orbis Terrarum- de 1570. En unos 70 mapas de las diversas provincias eclesiásticas europeas, pudimos ver cómo era el mundo para un hombre del Renacimiento. Los colores, hechos con tintes de origen vegetal y animal, eran pintados por muchachos de dedos pequeños que así podían reproducir mejor los detalles.
Para acabar, el invitado regaló a cada alumno una cuartilla de un pliego de papel producida por un molino de Pamplona de hacia 1750. Aún pueden verse a contraluz las marcas de agua. Gracias, Roberto.