EL CIERVO ASUSTADO |
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Un
leñador se encontró en el campo con un ciervo asustado y lo mató. Para
evitar que otros lo descubrieran, lo enterró en el bosque y lo tapó con
hojas y ramas. Poco después olvidó el sitio donde lo había ocultado y
creyó que todo había ocurrido en un sueño. Lo contó, como si fuera un
sueño, a toda la gente. Entre los oyentes hubo uno que fue a buscar al
ciervo escondido y lo encontró. Lo llevó a su casa y dijo a su mujer: -
Un leñador soñó que había matado un ciervo
y olvidó dónde lo había escondido y ahora yo lo he encontrado. Ese
hombre sí que es un soñador. -
Tú habrás soñado que viste un leñador que
había matado un ciervo. ¿Realmente crees que hubo un leñador? Pero como
aquí está el ciervo, tu sueño debe ser verdadero – dijo la mujer. -
Aun suponiendo que encontré al ciervo por un
sueño – contestó el marido -¿a qué preocuparse averiguando cuál de
los dos soñó? Aquella
noche el leñador volvió a su casa, pensando todavía en el ciervo, y
realmente soñó, y en el sueño soñó el lugar donde había ocultado el
ciervo y también soñó quién lo había encontrado. Al alba fue a casa
del otro y encontró al ciervo. Ambos discutieron y fueron ante un juez,
para que resolviera el asunto. El juez le dijo al leñador: -
Realmente mataste un ciervo y creíste que era
un sueño. Después soñaste realmente y creíste que era verdad. El otro
encontró al ciervo y ahora te lo disputa, pero su mujer piensa que soñó
que había encontrado un ciervo. Pero como aquí está el ciervo, lo mejor
es que se lo repartan. El
caso llegó a oídos del rey
y el rey dijo: -¿Y
ese juez no estará soñando que reparte un ciervo?. (Liehtsé,
filósofo chino de la escuela taoísta. Vivió
hacia el siglo IV antes de la era cristiana). Vosotros también habéis soñado que habéis escrito un cuento, un poema... Ahora estáis soñando que vuestro cuento es el premiado. No despertéis, seguid soñando, seguid plasmando vuestros sueños en textos tan originales, tan bonitos como los que nos habéis dejado. Ángel
Huarte |
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