Recetas gastronómico-filosóficas,
para cocinar de forma sencilla en clase:
por Maite Segura Corrtegé |
|||||
|
1ª Receta: “
Sobre ideas universales o conceptos”: Pónganse los prejuicios y las dudas a remojo durante toda la noche anterior, para que se vayan ablandando y resulten digestivas. Escúrranse bien y resérvense a parte, para poder cocinarlas después con los demás ingredientes necesarios y que no se noten al masticar. Desmenúcense las sensaciones (colores, olores, sabores...) y percepciones de todo tipo que reciba, en pequeños trocitos y haga una masa más o menos compacta con las imágenes y los recuerdos que tenga a mano, hasta que adquiera la forma de “especie sensible impresa”. Use sin miedo la memoria, tanto a corto como a largo plazo, pero no abuse en exceso de la fantasía, si lo que pretende es que le salga un plato con cierto realismo, aunque sea ingenuo o moderado (*). Abstraiga con un colador adecuado todo lo que de concreto, sensible y particular permanezca en esa mezcla (resultan muy útiles los de la marca “entendimiento agente” que se comercializan en los almacenes aristotélico-tomistas del ramo) y déjese que el otro entendimiento, el posible o paciente, actúe sobre la masa resultante. Al momento, sin
necesidad de añadir levadura alguna, obtendremos los conceptos
esperados de las cosas, ahora bien, dado que son esenciales, universales
y necesarios, hay que tomarlos con moderación no sea que, como todavía
no hemos eliminado la sobredosis de turrón de las pasadas navidades,
nos produzcan una indigestión conceptual que degenere en una temible dogmatitis
aguda. (*) Nota: existen muchas variantes de cocinar los conceptos, por lo que si lo que se busca es un plato idealista, conviene utilizar sobre todo el horno de la razón pura y cambiar los ingredientes principales por otros que fueran a priori, pero nos saldría otra receta totalmente distinta, a la que, tal vez, dediquemos otro capítulo |
|
|
||