Filosofía y educación,
por Maite Segura Corretgé |
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Folio
de Octubre, realizado en Noviembre, concretamente el jueves día 6 de
2004 Si Santa Teresa de Jesús era capaz de ver
a Dios entre los pucheros yo me permito la licencia de filosofar
mientras intento inútilmente casar calcetines (¡siempre me sobra
alguno desparejado!) o pongo la lavadora en marcha. En modo alguno pretendo compararme con la mística abulense a la que, además de a una hermana de mi padre, debo el verdadero nombre con el que figuro en mi D.N.I ; pero al leer vuestras hermosas y certeras reflexiones sobre Educación y Filosofía, mis queridos compañeros, tengo que hacerlas mías y no sé qué más pueda añadir a las mismas para no resultar reiterativa y que se encuentre al alcance de vuestras altas cotas poéticas, filosóficas y literarias. Convertiré este escrito en una confesión. Os diré que mi tarea: Me
apasiona, me hechiza, me aturulla, me trastorna... Me
agota, me trastoca, me aturde, me transforma. Ser
profesora... y serlo de Filosofía... Educar
filosofando..., filosofar educando... ¿Se puede hacer esto, admirado Don Manuel? ( me refiero a Kant, por supuesto). ¿ Por qué no puedo enseñar a filosofar enseñando Filosofía? ¡Conozco la
respuesta, pero no hago caso! ¿Y si encima soy mujer? También
sé lo que dirías, puesto que de ser misóginos no se han librado ni
los más grandes pensadores de la Historia; pero ni en esto, ni en lo de
enseñar, seré fiel a tus pensamientos. Así que: Seguiré
acompañando, a mis alumnos y alumnas, en su largo caminar por la “Región
de la Duda Liberadora”, como al amigo B. Russell gustaba
denominar a la Filosofía. Intentaré despertar en las clases, esa
innata capacidad de asombro, a menudo anestesiada por las horas de
estupidez televisiva y, con frecuencia, adormecida por la
superficialidad que impregna la realidad cotidiana. Les
seguiré acompañando gustosa en su propio proceso de liberación de los
prejuicios que nos encadenan a la pragmática comodidad de
esta caverna de sombras en la que nos encontramos, señalada
magistralmente por Platón. Guiaré sus miradas hacia la luz y trataré
(mientras el cuerpo aguante y no llegue la jubilación) que incorporen a
sus vidas, para siempre, el auténtico compromiso aristotélico : “...
sed magis amica veritas”. Fdo. Maite (Mª Teresa) Segura Corretgé. |
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