FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN por Víctor Prieto Osés |
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Cuando
hablamos de filosofía y de la educación pública de los jóvenes siempre
me quedo perplejo. ¿ Será
posible que la taimada filosofía posea un encaje con la educación o, por
el contrario, ambas
disciplinas están separadas como el lobo y el cordero ? Reconozco
que no me fio mucho de los filósofos. Siempre están manejando ideas
incomprensibles y lejanas de la realidad. Parece que su juego intelectual
consiste en convencernos de algo que no llegamos nunca a comprender,
aunque las palabras de su mensaje sean atractivas y
elocuentes.
Lo anterior, ¿ un reproche ?
Convendrás conmigo en que la filosofía
- como cualquier ciencia- posee
un vocabulario específico muy tecnificado y que resulta lejano a la
mentalidad informal de los jóvenes.
Pero nosotros, profesores de filosofía,
damos clase sobre la materia y pretendemos que nuestros alumnos nos
comprendan, así como que sean afectados por los contenidos que les
explicamos.
¡ Buen trabajo el nuestro !
Conocedores de los tecnicismos filosóficos, debemos aproximarnos a una
juventud investida de video-juegos, televisión, consolas y una forma de
vida que los mantiene en el Paraíso de Peter Pan .
Aquí está la apuesta (1). Apuesto a que la filosofía es el
mecanismo fundamental de la educación pública.
Una apuesta dura y a largo plazo para que los jóvenes se hagan
ideas precisas de la sociedad y de sus valores, así como del mundo social
que les espera a la Salida del Paraíso.
Apuesto a que el profesor de filosofía
es capaz de juzgar cual es el camino
estratégico de la disuasión y de la persuasión con respecto a
los valores sociales predominantes que un joven debe aceptar o rechazar
para que, en el futuro, su acción social sea efectiva y exitosa. Así
como que su quehacer personal este informado de reflexión, crítica y
decisiones oportunas que le lleven sino a la felicidad, sí a un bienestar
equilibrado y solidario.
Hay que esforzarse. La trayectoria que
la filosofía acomete desde sus postulados teóricos hasta llegar a la
mentalidad del joven debe ser estudiada , meditada y puesta en continua
experimentación hasta encontrar y lograr el efecto esperado: la apertura
crítica del joven a su
entorno. Un entorno cambiante y, ya, globalizado, donde las expectativas
han de ser amplias y el trabajo lento, cualificado y ambicioso.
La juventud es el futuro de la
sociedad. No por ser ésta una máxima conocida
hay que dejar de recordarla. El futuro lo estamos construyendo hoy.
Y hoy es el momento de generar una educación sólida y adecuada que
imbuida de elementos contextuales básicos, como la disciplina (2) y el
rigor, eleve al futuro social al estadio que se merece. |