JULIEN VINSON: un vascólogo de excepción aterrizando en Gazolatz


Julien Vinson nació en París el 19 de enero de 1843, falleciendo en Libourne en 1926. Tras realizar sus primeros estudios en la India entró en la Ecole Forestière de Nancy. Coincidiendo con sus estudios de silvicultura estudió alemán y profundizó en el conocimiento de la lengua y literatura francesas con el profesor Emile Chasles. Fue este profesor quien, habiendo vistos las grandes cualidades de su alumno para el cultivo de las lenguas, dio amplia noticia de la lengua vasca al joven Vinson, utilizando para ello el vocabulario de 1856 del bajo navarro de Ibarrola y colaborador del príncipe Bonaparte M. Salaberri. En cualquier caso no fue Chasles quien diera a Vinson la primera noticia de la existencia del euskara, ya que él mismo había podido oírlo ampliamente en boca de criados vascos en las esporádicas estancias en casa de sus parientes bordeleses.
Por suerte para los estudios euskéricos, cuando en 1866 Vinson logró el título de Inspector General de bosques fue destinado a Bayona,
Vinson nunca abandonó los estudios vascológicos, opción esta última casi habitual en la historia de nuestra lengua, desde Unamuno a Juaristi. Y esto además de que el euskara no era la única lengua objeto de estudio de Vinson, ya que era un experto, entre otras, en hindustaní y tamul, enseñándolas en la prestigiosa Escuela de Lenguas Orientales de París.

Vinson en Pamplona


La llegada de Vinson a Navarra fue de lo más curiosa. Él fue uno de los escogidos por el aeronauta Eugène Godard para acompañarlo en su viaje en globo desde Baiona a Ezpeleta el lunes de Pascua 29 de marzo de 1875. Junto a ellos viajaban también un comerciante de Burdeos apellidado Sénamaud y un pirotécnico de Argel. Poco antes de partir cambiaron el objetivo del viaje, y en vez de descender en la mencionada localidad labortana decidieron continuar su viaje más allá de los Pirineos. No contaban con los caprichos atmosféricos, y nada más pasar Belate la fuerza del globo los arrastró hasta cerca de Pamplona, aterrizando de noche tras dos horas de vuelo en los incipientes trigos de la cendea de Zizur, cerca de Gazolaz. Es cuando Vinson aprovecha sus conocimientos euskéricos para hablar con los lugareños, comprobando que el euskara ya estaba en franca regresión en la zona, pues de los sobresaltados vecinos que habían acudido al globo tan sólo dos mujeres lo hablaban con soltura.

La llegada del singular grupo coincidió más o menos con el reciente bloqueo de la ciudad a cargo de las tropas carlistas desde septiembre de 1874 a febrero de 1875, y su posterior liberación a cargo de las tropas del general Moriones el 2 de febrero. El día anterior, y con objeto de dar al ejército liberal noticia de la penosa situación de los asediados se intentó echar un globo de percalina desde el baluarte de Labrit, obra del ingeniero Aniceto Lagarde. El material con que estaba hecho aquel globo no debió de dar buen resultado y se pospuso el lanzamiento hasta que se construyera uno nuevo de seda, lo que la liberación de la ciudad hizo innecesario. En estas circunstancias, los viajeros del globo de Godard fueron considerados por algunos carlistas como enviados de Cabrera. Por ello, y en previsión de muy posibles estupideces, los arrojados viajeros fueron escoltados a Pamplona por la Guardia Civil en compañía del alcalde Colmenares y del doctor Nicasio Landa. Siguiendo el testimonio del mismo Vinson, que dejó escrito el relato de su viaje “Rapport sur la voyage aérostatique” para la Sociedad de Ciencias y Artes de Baiona, la entrada a la ciudad fue realmente triunfal, siendo recibidos por el presidente de la Diputación Luis Iñarrea. En el aterrizaje Vinson resultó el más dañado, con la mejilla desollada y sangrando por la boca, le dolían los riñones y no podía casi ni moverse. Fue ingresado en el hospital de Navarra en la sala de distinguidos, donde debió conquistar la simpatía de un viejo enfermero, de la hermana superiora y de dos capellanes por hablarles en euskara, lo que probaba, según él, que la lingüística comparada tiene sus ventajas. También se hizo amigo de Jacinto Campión, padre del polígrafo, quien le proporcionó algunos libros en euskara. Cuando los expedicionarios aéreos partieron de vuelta a Baiona el 3 de abril, Vinson que aún estaba convaleciente, hizo que le llevaran a casa de Campión para despedirse de su nuevo amigo.

Información aportada por Joxemiel Bidador,
profesor del Ies. de Zizur Mayor